Hay tiempos en que las dificultades nos abruman y aunque sonriamos y pongamos cara de no pasa nada, el mono loco juega por dentro con pensamientos de los cuales tratamos de luchar para que desaparezcan y queriendo sobre todo que no nos quiten del camino en el que andamos.
Es pesado, como llevar bolsas de cemento en la espalda. Pareciera que todas las puertas están cerradas.
Sumado todo esto a las luchas cotidianas es como si todo se compaginara en nuestra contra.
Qué se puede hacer cuando pasa esto, cómo encarar estos momentos, cómo oxigenarnos.
Bueno ahora viene una explicación… comenzar a quitarse las cargas.
Todo no es infinito se corta… Está en nosotros no paralizarnos no hacer las cosas automáticamente, no despotricar con lo que tienes en este momento .
Cuando te enganchas a esas cosas… pierdes el tiempo, la mente está logrando llevarte por donde ella quiere, no lo debes permitir… no eres el soldado de lo externo sino de tú mismo, y eso implica mucha tranquilidad interior. Claro me dirás...¡qué fácil se dice!, pero ¿cómo se empieza?
Cuando te enganchas a esas cosas… pierdes el tiempo, la mente está logrando llevarte por donde ella quiere, no lo debes permitir… no eres el soldado de lo externo sino de tú mismo, y eso implica mucha tranquilidad interior. Claro me dirás...¡qué fácil se dice!, pero ¿cómo se empieza?
Hay que cambiar las palabras; no enrollarnos con aquello que nos contamina en momentos; necesitamos ver nuestra propia vida, porque nosotros somos el mundo; ese mundo que va recreándose con aquellas cosas que parecen pequeñas, pero que no lo son; porque son nuestras muestras de amor hacia el otro, y hacia nosotros.
No hay que vivir sobreviviendo… hay que vivir.
Hay que desarrollar los talentos que tenemos, no dejar de cantarnos, no permitir que los pensamientos oscuros que enferman, se adueñen de toda esa potencialidad, que dejamos de lado y la cual nos abre a una nueva realidad.
Hay que desarrollar los talentos que tenemos, no dejar de cantarnos, no permitir que los pensamientos oscuros que enferman, se adueñen de toda esa potencialidad, que dejamos de lado y la cual nos abre a una nueva realidad.
Ya basta de vestirnos de cangrejos, tenemos que imitar a las hormigas que aunque la hoja que cargan es más grande que su cuerpo, no abandona su objetivo, se cae, se levanta, si le pones un obstáculo lo supera y sigue.
Si la hormiga se pusiese límites o le pondría pegas a lo que tiene que llevar, dejaría de ser hormiga.
Si la hormiga se pusiese límites o le pondría pegas a lo que tiene que llevar, dejaría de ser hormiga.
Por eso YO SOY el que puede mover la roca, YO SOY quien encuentra lo que quiere,
YO SOY quien combate para la victoria, YO SOY el que logro el cambio.
La vida es un sueño diario que lo vamos creando a cada instante. Comienza a ser hormiga.
Autora: Laisabi Sol
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