
Cuando pasa el tiempo a veces te encuentras como si un Everest se antepone ante el camino...
Cuando todo parece que cuesta tanto como obtener el primer premio de la primitiva, cuando todo es una tormenta negra de truenos y relámpagos;
la mente comienza a pulsar las teclas, a buscar en el disco duro, y a llevarte donde ella usa todos los mecanismos de tortura del pasado, para que en ese día pierdas el tiempo en colapsarte la vida.
Cuando todo parece que cuesta tanto como obtener el primer premio de la primitiva, cuando todo es una tormenta negra de truenos y relámpagos;
la mente comienza a pulsar las teclas, a buscar en el disco duro, y a llevarte donde ella usa todos los mecanismos de tortura del pasado, para que en ese día pierdas el tiempo en colapsarte la vida.
Se te acelera el corazón, no puedes pensar, un temblor interior va creciendo hasta que los gritos salen al exterior sin que tus oídos escuchen, tus ojos no miren y tu sentimientos se vuelvan como piedras de granito.
Y todo se oscurece; se produce un temblor en tu propia tierra, en tu interior.
Lo que te rodea pasa a ser imperceptible. No hay más nada. Solamente tu impotencia y tú.
Son esos momentos en que ningún mortal ni ser viviente, alivian semejante descontrol.
¿Quién puede detenerte?
Tú mismo.
Si subes los decibeles no aprecias los instrumentos musicales, si los bajas, identificas cada uno de ellos.
Todos y todo tiene un tiempo de creación, de reparación, de transición, de crecimiento, de fusión, de equilibrio.
Los cambios se visualizan, se sienten, forman parte de uno mismo cuando no presionamos nuestro propio ser, cuando dejamos de querer obtener, cuando nuestros sentidos no forman una montaña y comenzamos a poner cada pensamiento, cada situación en el lugar que en ese instante, debe estar.
Tú sabiduría nace en el momento que calmas tus arrebatos, cuando tras muchas batallas, aprendes a saber, que eres como un árbol en la montaña; visible desde lejos, sintiendo que tu desarrollo influye en tu entorno, y que vas logrando tu espacio.
Pero es gradual…
Cuando aprendas a entender esto, podrás ver los frutos de tu árbol de la vida.
Autora: Laisabi Sol
Imagen: autor anónimo
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