Viviendo en una rueda de mentiras gritos, sobresaltos, más todo lo que como persona debes superar a los golpes, desquiciaba.
No encontrabas la propia verdad, porque la sociedad era como la historia, una mentira vendida como verdad.
Y en esa rueda de esto no se dice, de esto no se habla… que si dices aquello que pensará la gente, que no hagas algo que sea una vergüenza para la familia, cuidado con aquél o aquella porque parece que está en cosas raras, cosas raras?, cuáles eran las cosas raras?…
Todas esas violaciones mentales donde no encuentras las defensas, porque la crianza en el miedo, los gritos y las incoherencias te deforman la realidad; no hallas la justicia para disfrutarla poco a poco mientras te quitas las vendas de los ojos.
La cantidad de silencios y de bocas amordazadas, produjeron que nuestras opiniones fueran las creencias que tuvimos, se produjeron escisiones, inmovilismo, porque todo tenía que estar de acuerdo al cabronazo de turno.
Seguía el cuento…
Ver la compra y venta de aquellos que creían que estaban luchando por una ideal, cuando más tarde descubres que fueron títeres de líderes que con el paso del tiempo ocuparon distintos cargos políticos.
Hipócritas.
Y es así que se aprende a sobrevivir no a vivir, en una lucha donde los nervios por lo que vendrá, no deja ver lo positivo que se puede extraer de lo que vendrá.
La historia seguía…
Una semblanza donde tienes que abrirte paso con lo que recibiste, con lo que querías, con lo que podrías haber recibido y con la inseguridad de lo que seguiría.
Fue sola con mi lucha interior que traté que mi hija, si tenía miedos y yo fortalecía sus emociones su resurgir sería más rápido y podría saber que se puede; entendería que el amor no presiona sino logra que la mente no se ahogue, le da oxígeno para visualizar con más claridad.
Hoy día me cuesta mucho fortalecerme, mucho más horas para lograrlo, mi vida fue diferente; no tuvo casi oxígeno.
Entonces…
Autora: Laisabi Sol
Autora de la foto: Angélik Di
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