
A la mitad de la vida cambio de país, fue empezar de cero, las expresiones, la forma de vida, las calidades y las no calidades, eran diferentes. En toda esta mezcla de biblia y calefón si se crece con temor, queda tan metido en las venas que cuesta ser coherente y tener paz.
Cuando la encuentras, necesitas abrazarla para poder comenzar de nuevo.
Estoy tratando de interiorizar porque en la avalancha de cosas nuevas hay que ir cortando las ramas viejas que están tan enraizadas, que lleva su tiempo, tiempo que pasa muy rápido, que entre que asumes la idea y la haces tuya, entre que tratas de recordar para que no se pierda; comienzas a eludir lo que te descontrola; lo que pueda producir tu caída.
La violencia, los gritos, todo aquello que me lleva al pasado paraliza mis sentidos, acelera mi corazón, aumenta el dolor, cierra mi garganta, me entra un temblor interior se blanquea mi mente y no puedo pensar… esto es el producto por una situación de país y familiar.
Superviviente de la compraventa de héroes falsos y mitos de pacotillas, de amistades que se alejaron por ideologías diferentes, de familiares abstractos e invisibles, los del reproche, los del amor de ficción.
He hecho muchas preguntas en muchos años, con respuestas inconexas, viendo como el país donde crecí era un negocio donde se vendía al mejor postor, donde la mentira y el robo de conciencias no estaba penalizado; todo, sumado a mi historia personal, fue la bomba de neutrones que estalló en mí.
Entonces piensas...o sigo gateando,o veo a mi alrededor y me pongo de pié?
Así es que…
Autora: Laisabi Sol
Foto: Mujer Gritando- ( sin información del autor)
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